En una sociedad en la que todo lo queremos agarrar y manipular… necesitamos aprender a esperar para recibir. ¡Dios se da cuando quiere y como quiere!
Ninguna oración se pierde. Lo importante es que tú hayas abierto tu corazón.
Incluso si no has sentido nada y te has quedado seco y frío.
Dios es un mendigo de amor Tú lo eres todo para Él… y ¡El lo quiere ser todo para ti!
El viene con frecuencia a visitarte; pero casi nunca estás en casa.
El sol puede brillar en todo lo alto; pero si bajas la persiana, te privarás de su luz y su calor.
¡Qué felicidad si, al fin abres de par en par tu amor a Quien te ama sin medida!
“Eres precioso a mis ojos y yo te amo.” (Is 43)
- "¿Está orando? ¿qué le dice?"
- "Ah, ¡no le digo nada, señor cura! Yo le miro y Él me mira… Y, ¡somos felices los dos!”
Orar es decir como María: ¡Aquí me tienes!
Orar es la plenitud de la atención (S. Weil)
En un mundo donde todos andan contrareloj.. es preciso aprender a perder el tiempo ¡gratuitamente!
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